martes, 25 de septiembre de 2012

Ciudadanía civil y política desigual y Discriminación sociocultural



Si un ciudadano es considerado miembro de la comunidad organizada que le reconoce la cualidad
para ser titular de los derechos y deberes, propios de la ciudadanía, quedando éste obligado, como
ciudadano, a hacer que se cumplan los diversos derechos y obligaciones que le corresponde y al que está sujeto.

La ciudadanía tomada desde la perspectiva de construcción es algo que se remite a un proceso
histórico, siempre vamos a estar hablando de una construcción de ciudadanía y de que haya
también una reconstrucción constante de esa ciudadanía.

El caso del Paraguay en lo que respecta a ese proceso de construcción de ciudadanía tiene
características muy peculiares mirando su construcción y el proceso histórico que le toco vivir
casi siempre acallada y sumergida de una dictadura, a otra y esta peculiaridad hace que hoy esta
ciudadanía sea sólo electoral y con una cultura clientelar y dependiente del patrimonialismo hacia
el Estado.

Es por ello que existe una ciudadanía de baja intensidad... o ciudadanía electoral. Con una
ciudadanía simplemente electoral sólo es posible desarrollar una democracia de electores y
electoras. Sin embargo, con una ciudadanía integral o activa y plena es posible evolucionar hacia
una democracia de ciudadanos y ciudadanas. Es por ello que se caracteriza como de “pequeño
formato”: débil, dependiente y orientada a reclamos y espacios restringidos.

Todos estos datos y otros más son analizados en este trabajo que a su vez está apoyado en el
informe del PUND; además dichos datos nos hacen ver cada vez más las enormes desigualdades
que aquejas a los ciudadanos paraguayos en lo que respecta al acceso y ejercicio de los derechos
tanto civiles ,políticos y sociales.

Imagen extraída de google image

Caracterización del ejercicio de la ciudadanía civil y Política
El ejercicio de la ciudadanía no se da hoy equitativamente en todas las personas, como tampoco
se dio en el pasado y es el caso de las mujeres que recién en la década del 60’ pudieron ejercer el
derecho al sufragio y hasta llegada la década de los 90´ la centralización en cuanto no solo a la
zona geográfica; ya que todas las actividades judiciales se concentraban en la capital. A lo largo de
la historia paraguaya con su larga tradición de regímenes autoritarios los cuales impusieron severas
limitaciones a la participación política principalmente a los partidos de la oposición. Con respecto
a los derechos del trabajador urbano como rural siempre han sufrido restricciones para ejercer sus
derechos en la vida pública.

A partir del año 1989 hubo avances indudables en el ejercicio de los derechos civiles y políticos
aunque algo insuficientes.

Con respecto a los tres derechos clásicos de la ciudadanía en el Paraguay estos tres derechos
clásicos aun no están garantizados para el ciudadano ya que por ejemplo como lo cita el informe
derechos Civiles son “los derechos necesarios para la libertad individual de la
persona, libertad de palabra, pensamiento y fe, derecho a poseer propiedad y concluir contratos
válidos, y el derecho a la justicia”.

En lo que respecta a los derechos políticos que abarca “participar en el ejercicio del poder político,
como miembro de un organismo dotado de autoridad política o como elector de los miembros
de tal organismo” el último punto es decir participar como elector es la que recién ahora se está
pudiendo realizar. Los derechos sociales abarcan “toda la variedad, desde el derecho a una medida
de bienestar económico y seguridad hasta el derecho a compartir plenamente la herencia social y
a llevar la vida de un ser civilizado según las pautas prevalecientes en la sociedad dentro de este
derecho principalmente el bienestar económico es lo que no alcanza a la mayoría de la población.

El ejercicio de la ciudadanía no se da hoy equitativamente en todas las personas, como tampoco se
dio en el pasado es por ello que en Paraguay existe una ciudadanía de baja intensidad o ciudadanía
electoral. Sólo es posible desarrollar una democracia de electores electoras. Sin embargo, con una
ciudadanía integral o activa y plena es posible evolucionar hacia una democracia de ciudadanos

Pero también existe un abstencionismo creciente y la ciudadanía electoral (afectada ella misma
por severas limitaciones) convive con la desigualdad y la pobreza, generando un preocupante
descrédito del sistema democrático. En Paraguay este tipo de ciudadanía se evidencia ya desde
la caída de la dictadura ya que por la secuencia ininterrumpida de elecciones y también de la
ampliación de los derechos civiles y políticos.

La ciudadanía electoral en Paraguay toma en importante medida la forma de ciudadanía clientelar
(de clientela, o clientelista), agudizada en la medida que se profundizan las desigualdades. El
mencionado clientelismo no incluye sólo a las personas más pobres; en su constitución inciden
además factores culturales e históricos.

Los ciudadanos -hombres y mujeres- piden “favores” al Estado porque no creen tener derechos, no
se sienten portadores de derechos, ni perciben las obligaciones correlativas propias y del Estado.

Sin el reclamo de derechos tampoco logran protagonismo social ni político estas características
clientelares surgen en un estado patrimonialista la cual se caracteriza por tener un aparato
burocrático ineficaz e ineficiente, una identidad asociada -no a la nación- al gobernante y a su
entorno, y un sistema legal debilitado por la arbitrariedad y la corrupción. No rinde cuentas, otorga
favores a quien quiere, incumple sus obligaciones.

Sin embargo, teniendo una ciudadanía integral o activa y plena, es posible evolucionar hacia una
democracia de ciudadanos y ciudadanas, con sus consecuentes beneficios políticos, sociales,
económicos y culturales. Es más, dado el prolongado autoritarismo, stronista y anteriores, una
singularidad de la democracia paraguaya, con relación a la región, es que debe ser construida antes
que recuperada; ya que históricamente la sociedad paraguaya estuvo sumergida casi todo el siglo
XX e incluso antes en modelos de gobierno autoritario.

Y en este contexto histórico con un sistema clientelar o clientelista la ciudadanía electoral
paraguaya (por sus características) lo que hace agudizar las desigualdades ya existentes en nuestra

El clientelismo no incluye sólo a las personas más pobres; en su constitución inciden además
factores culturales e históricos. Los ciudadanos -hombres y mujeres- piden “favores” al Estado
porque no creen tener derechos, no se sienten portadores de derechos, ni perciben las obligaciones
correlativas propias y del Estado. Sin el reclamo de derechos tampoco logran protagonismo social

Otro derecho a la que los paraguayo le fue negado es el de identidad civil comprende la tenencia
de la documentación básica, como la partida de nacimiento y la cédula de identidad. Fue
universalizado en Paraguay recién en las tres últimas décadas y su forma más visible es la tenencia
de la cédula, requerida para todo trámite público y muchos de

Su expansión obedece a la dinámica socioeconómica y política reciente, más que a la conciencia de
las personas acerca del derecho a la identidad y del acceso a otros derechos que permite la cédula.

El proceso se inicia con la inscripción en el Registro del Estado Civil de las Personas del Ministerio
de Justicia y Trabajo, y continúa con la habilitación de la cédula de identidad por el Departamento
de Identificaciones de la Policía Nacional. La reforma del sistema electoral –y especialmente del
Tribunal Superior de Justicia Electoral desde 1994- cumplió una relevante función al fomentar el
registro y la documentación de las personas.

Pero persisten falencias de las oficinas públicas en la expedición de la cédula de identidad, e
inconsistencias en las estimaciones sobre la población documentada. Un reciente informe señala
el sub-registro de aproximadamente 600.000 niñas y niños en poco más de una década (Céspedes,

Pero las causas de no poseer el documento de identidad tienen variados motivos como puede verse
en el aspecto cultural la falta de la obtención del registro nacido vivo expedida por los servicios
sanitarios este es a causa nuevamente de que muchos partos se realizan todavía recurriendo a las
medicas empiricas o como se las conocen también a las “parteras chaes” aunque en los últimos
años hubieron avances en la cobertura medicas de los centros asistenciales públicos, la población
parece no entender que es un derecho que legítimamente le pertece.

Otro aspecto tal vez poco estudiado en la sociedad paraguaya es el derecho a la asociación según
el informe de la pnud la asociación permite que mayor cantidad de gente participe, o lo haga con
incidencia, lo que constituye un fin en sí mismo y un medio del Desarrollo Humano.

Favorece el protagonismo social al desarrollar las capacidades en el ejercicio de derechos y
libertades, y es el instrumento por excelencia para lograr reivindicaciones civiles, sociales o
políticas a través de la participación activa y sistemática en barrios, manifestaciones, huelgas,
militancia político-partidaria, etc.

En el Paraguay empezó a tener vigor la expansión de la asociación a partir de la instauración de
la democracia pero lastimosamente en la mayoría de los casos, se trata de organizaciones locales,
escasas en número, con débil capacidad de presión y limitada autonomía respecto al Estado y a
los partidos políticos. Más que el temor a la represión, son la pobreza y el desinterés de la gente,
por una parte, y la cultura clientelar de los partidos y de la burocracia estatal -reforzada en la
medida que aumentan la dimensión y los reclamos de las organizaciones sociales- por la otra,
los que obstaculizan el asociacionismo. El desinterés obedecería a cierta desconfianza en los
resultados prácticos de la participación. Además, la falta de experiencia y de cultura de negociación
dificulta la resolución de conflictos sociales y políticos. Según datos de PNUD/ODH mayor nivel
educativo, más organización; igualmente en hispanohablantes más que en guaraní hablantes, por una parte, y en no pobres más que en pobres extremos, por la otra. Lo mismo ocurre entre personas activas en comparación a las inactivas y del área urbana en relación a la rural. La mayor educación permitiría una mayor conciencia sobre los beneficios de la pertenencia a organizaciones para la defensa de los intereses.

Asimismo, el mayor nivel educativo se refuerza, usualmente, con la pertenencia al grupo de
población hispanohablante. Y a ambas condiciones se suma, además, la condición de no pobreza
y de económicamente activa, residiendo en el área urbana. En contrapartida, las personas menos
proclives a organizarse y usualmente sin experiencia organizativa de defensa de sus intereses
colectivos, por lo menos fuera de estructuras clientelares, son aquellas con bajo nivel educativo,
guaraní hablantes, residentes en el área rural, económicamente inactivas y en pobreza extrema.

En otras palabras, aquellas agobiadas por su situación de “ignorancia”, dependencia cultural o
exclusión económica. Es decir el sistema clientelar del Estado patrimonialista es aun una gran
barrera que se debe superar por toda la sociedad paraguaya en el caso de los pobres para su mayor
acceso a los servicios básicos y para los sectores de clase media y media alta con fines de mayor
crecimiento empresarial.

Entonces aquellos que hacen referencia en las encuestas de que prefiere ocuparse de sí mismo y de
Familia” y “no tiene tiempo”; son formas de exclusión y no contribuye a la formación de una
sociedad más igualitaria y con menos grados de exclusión son estas las características propias
que nos convocan a reorientar nuestra visión acerca de los deberes que nos corresponde como
ciudadanos paraguayos y como sujetos de derechos.

Las personas de menores capacidades y oportunidades ejercen menos y con menor efectividad
su ciudadanía civil y política. Cuando se acumulan las desigualdades, también se agravan las
limitaciones que afectan individual o colectivamente a estas personas. El ejercicio de la ciudadanía
política en el Paraguay se define, en términos generales, como baja, electoralista y con significativa
dosis de clientelismo.

El ejercicio de la ciudadanía civil genera insatisfacción por las limitaciones al ejercicio de la
identidad y a la seguridad ciudadana, debido a la insuficiencia de los servicios públicos y a
la escasa contraloría y participación ciudadana respecto a estos derechos. También existen
limitaciones, y un mayor descreimiento, en la Administración de Justicia.

El ejercicio de la ciudadanía política se limita a lo electoral y asume en importante medida formas
clientelares. Las personas, en gran cantidad, se integraron al sistema político como clientela antes
que como sujetos de derechos, tienen baja participación política (en cantidad y calidad) y carecen
de una cultura democrática que les permita organizarse y fiscalizar la acción estatal.

Las interferencias del Estado y de los partidos políticos cercenan la autonomía de las
organizaciones, que son al mismo tiempo vulnerables por su estructura interna verticalista. Resulta
entonces más fácil la inserción política como clientela bajo mecanismos autoritarios.

Sin embargo, organizaciones y partidos políticos opositores al gobierno han ido participando
e incrementando su incidencia en el ámbito local, departamental y parlamentario. Finalmente
lograron un histórico cambio del partido de gobierno, luego de 61 años de permanencia, lo cual
evidencia oportunidades anteriormente insospechadas, impensables.

De modo que todos estos aspectos anteriormente mencionados se presentan como desafíos no solo
para la clase política paraguaya sino además para la ciudadanía toda.




Referencias
1. Informe PNUD, Los civiles y políticos son ejercidos de forma diferenciada mientras que la

discriminación sociocultural también desiguala a la población Cap. III. Versión Paraguay.

2. http://www.rae.es/rae.html

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